Suelo y biodiversidad

Horizontes del suelo

Suelo y biodiversidad son claves en el huerto. Normalmente los encontrarás tratados por separado, pero la base de la agricultura ecológica es considerar al suelo como un ser vivo.

Cuando el suelo es sano, las plantas que crecen en él son sanas

Suelo vivo

La cuarta parte de la biodiversidad conocida se encuentra en el suelo

Por esta razón la preservación de la biodiversidad de nuestro planeta es uno de los objetivos de la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible.

Biodiversidad

Una de cada diez especies de animales conocidas se ha extinguido

Casi una de cada cuatro especies de animales conocidas está en peligro de extinción.

Cultivar huertos y cultivar suelos sanos y respetuosos con su entorno es una estrategia efectiva y necesaria para contribuir a parar esta extinción masiva.

Biodiversidad forestal

El suelo es la base de la biodiversidad en los ecosistemas terrestres

Qué es el suelo

El suelo funciona como un ecosistema, y él mismo forma parte de un ecosistema mayor. En el suelo concurren distintos elementos, y las relaciones que se establecen entre todos estos elementos crean las condiciones de fertilidad que permiten crecer a plantas sanas y fuertes.

Ecosistema mediterráneo

Cómo funciona un ecosistema

En un ecosistema los elementos que lo componen establecen relaciones entre ellos que contribuyen a la estabilidad del conjunto. Estas relaciones crean condiciones de resiliencia que permiten que el ecosistema se autorregule en condiciones adversas.

Los ecosistemas evolucionan hasta las condiciones de máxima estabilidad entre sus elementos. Llegados a este punto se conocen como ecosistemas clímax. En un ecosistema clímax las relaciones entre elementos son de una enorme complejidad, y el enorme número de elementos presentes se expresa en forma de biodiversidad.

Ejemplos de ecosistema clímax son los encinares, la selva tropical o los arrecifes de coral.

Hayedo Fageda d'en Jordà

Por lo que concierne al suelo, cuando forma parte de un ecosistema clímax tiene unas condiciones ideales determinadas por el gran número de elementos que conforman el ecosistema. En el caso de un hayedo -por poner un ejemplo- los elementos del ecosistema que acaban constituyendo las condiciones del suelo son las propias hayas y las hojas que pierden cada año, pero también las setas, los pájaros y los zorros que puedan habitar en el hayedo.

Ecosistema degradado - Hortes de Santa Eugènia

En cambio cuando el suelo forma parte de un ecosistema que no es clímax, o que está degradado o en desequilibrio, también refleja estas condiciones.

Gallina ampurdanesa escarbando en el compost

El huerto en Permacultura funciona como un ecosistema en sí mismo. La biodiversidad de todos los elementos que lo forman confluyen en construir suelo.

El 5 de diciembre es el Día Mundial del Suelo

Comprender el suelo

El estudio del suelo se puede abordar desde distintas perspectivas. La más convencional es a partir de los tipos de suelo. Una aproximación más completa es a partir de la estructura del suelo, que incluye el tipo de suelo en cuestión. Por último el análisis de los horizontes del suelo permite conocer su potencial para albergar biodiversidad y en consecuencia generar fertilidad.

Horizontes del suelo

Horizontes del suelo

Si tomamos el suelo visto en sección encontramos zonas diferenciadas que cumplen distintas funciones.

Horizonte 0: está formado por materia orgánica que se transforma en humus. El acolchado en el huerto imita esta capa.

Horizonte A: Contiene una mezcla de materia orgánica y materia mineral procedentes de las dos capas contiguas. Es la que alberga más biodiversidad.

Horizonte E: formado por la acumulación y transformación química de los lixiviados que arrastra el agua por gravedad.

Perfil de suelo

Horizonte B: formado mayormente por partículas de la roca madre.

Horizonte C: aquí las particulas de la roca madre están mezcladas con las partículas más pequeñas también procedentes de la roca madre.

Horizonte R: la roca madre. Si es calcárea el suelo será básico, y si no es calcárea el suelo será ácido.

Es importante señalar que cada suelo tiene gruesos distintos de cada horizonte según su historia, y que son irregulares.

También es importante apuntar que no existen los suelos perfectos, todos son distintos. El grueso de cada horizonte dependerá de la historia del suelo del lugar. Y el grosor y calidad de los horizontes 0 al E determina la fertilidad de un suelo.

huerto mandala o huerto circular

La opinión generalizada es que cultivar consiste en hacer crecer plantas. En realidad cultivar consiste en construir suelo.

Hacer un huerto ecológico, orgánico o regenerativo consiste principlamente en crear, cuidar y mejorar los horizontes 0 y A. Esta es la base, y el resto viene solo.

Arado tradicional

¿Labrar? ¿O no labrar?

Comprender cómo funciona el suelo a partir de los distintos horizontes que lo forman y sus funciones permite comprender por qué labrar el huerto puede ser perjudicial o no.

Cuando los horizontes 0, A y E están bien formados y albergan mucha vida, el hecho de labrar los mezcla entre ellos y perjudica las interacciones de cada horizonte y la vida que contiene cada uno. Labrar un huerto de este tipo resta más que suma.

No obstante en condiciones de suelos desequilibrados y sobretodo muy desequilibrados, la labranza puede ser una intervención necesaria para restituir la salud en el suelo. Cuando nosotros mismos estamos sanos provocar un vómito puede ser contraproducente, pero cuando ingerimos un tóxico el vómito es imprescindible. Pasa lo mismo con labrar suelos que no estén equilibrados.

Flora auxiliar del huerto

El reto de la biodiversidad en el suelo

La fertilidad en nuestro huerto guarda estrecha relación con la composición de los distintos horizontes y con la vida que albergan. Por ello no funciona igual el suelo de un huerto en el que los márgenes están desnudos y no crece ni una brizna de hierba, que un huerto con los márgenes llenos de vegetación y abundantes flores y plantas que se convierten en refugio de animales y insectos.

En nuestra época la biodiversidad en todos los ecosistemas está gravemente amenazada, en parte por el calentamiento global, y en parte por el abuso extendido de insecticidas y fungicidas en la agricultura, entre otros factores..

Por lo tanto cultivar un huerto orgánico y cosechar nuestras zanahorias y tomates se convierte también en una oportunidad de crear un refugio de biodiversidad y de lucha contra los grandes retos ambientales de nuestro tiempo como el cambio climático. Las acciones técnicas concrets para restituir la fertilidad perdida de los suelos reciben el nombre de agricultura regenerativa.

Muy breve historia del suelo

La historia del suelo y la biodiversidad de nuestro planeta están relacionadas

Para comprender el suelo, su composición y funcionamiento, es de ayuda conocer su historia geológica.

En un primer periodo el planeta Tierra era en su superficie un montón de rocas diversas sometidas a cambios por el viento, la temperatura, la lluvia y procesos químicos.

Cuando el mar hervía de vida primitiva sobre estas rocas se asentaron los líquenes, algas y musgos. Su actividad contribuyó con la meteorología a pulverizar la superficie de las rocas. Junto a esta pulverización se añadía la materia orgánica muerta. De esta forma tan lenta se forman los primeros suelos, que necesitan miles de años para crear una porción diminuta de suelo como lo conocemos hoy en día.

Cuando esta pulverización de la roca produce porciones menores a 256 partes de un milímetro, adquieren propiedades químicas que se asocian con la escasa materia orgánica procedente de líquenes, algas y musgos muertos. Así se forma por primera vez el Complejo Arcillo Húmico (CAH), que convierte a la materia orgánica del suelo en el hogar de minúsculos microorganismos.

Con el avance de las eras geológicas la superficie de las rocas del planeta se va poblando con plantas, que al morir se transforman en materia orgánica (MO) que se incorpora al suelo, y a su vez construye más suelo para nuevas plantas. Todas estas plantas pueden aprovechar los nutrientes del suelo a través del CAH, que cada vez es más complejo. En este punto ya existe gran variedad de vida subterránea que se convierte en una parte importante de la diversidad biológica del planeta.

Fertilidad del suelo

Esta evolución da cobijo a los animales de todo tipo que emergen del mar y aprovechan la energía procedente del sol que sintetizan las plantas a través de la fotosíntesis. Se forman los ecosistemas complejos estableciendo relaciones biodiversas entre los elementos vegetales y animales que los forman. Todos estos animales distribuyen esta energía en forma de hidratos de carbono en los distintos ecosistemas, hasta nuestros días. De modo que podemos afirmar que el suelo fértil es la base de la vida en la superficie de nuestro planeta.

En resumen, la presencia de arcilla en el suelo, la presencia de materia orgánica y la formación del CAH determinan la fertilidad del suelo.

En un huerto, no tenemos un suelo como el de un ecosistema clímax, pero con la ayuda del compost podemos llegar a construirlo artificialmente. De ahí la importancia del compostaje en la agricultura ecológica. El compost aporta materia orgánica y microorganismos, que con las arcillas presentes en casi todos los suelos hacen posibles las condiciones para que las plantas absorban los nutrientes minerales que precisan para su desarrollo. Cultivar es, de hecho, la acción de construir suelo fértil.

Las diferentes proporciones entre las tres composiciones dan lugar a numerosas clasificaciones de los suelos.

Salud de suelo

Si podemos considerar al suelo como un ser vivo en su conjunto, puede ser un ser vivo sano o bien uno enfermo.

Composición de un suelo sano

Un suelo sano reúne las siguientes condiciones:

  • arcilla en algún grado, para formar el CAH
  • materia orgánica, para formar el CAH
  • microorganismos que forman parte del CAH
  • microorganismos y organismos que descomponen la materia orgánica fresca, como los hongos y algunas bacterias
  • nutrientes para las plantas, nitrógeno, fósforo y potasio (NPK) en primer lugar pero también oligolementos imprescindibles para los procesos químicos de la vida de las plantas.
  • «bichos» de todo tipo desde lombrices hasta insectos pasando por arácnidos como el pseuescorpión, miriápodos, nemátodos, y un sinfín de otros organismos que forman la fauna del suelo.
  • humedad para favorecer los intercambios químicos y la absorción de la misma por parte de las plantas
  • PH adecuado. El PH mide la reactividad química del suelo y tiene una relación directa con los nutrientes que precisan las plantas. En base al PH tenemos suelos ácidos o suelos alcalinos.
  • aire para permitir la respiración del CAH y también de toda la fauna del suelo. En ausencia de aire el suelo desarrolla patologías diversas. Un suelo sano consume oxígeno y produce dióxido de carbono.

Patologías del suelo

Así como hay ecosistemas en desequilibrio, hay suelos en desequilibrio. Estos desequilibrios pueden proceder de la actividad humana, pero también tienen su origen en causas y condiciones naturales. Los hidromorfismos se forman por una presencia excesiva de agua en determinados biótopos. O el CAH se encuentra desestructurado o no existe en los suelos de arena aluvial. La materia orgánica presente en el suelo se consume de forma natural. Y en algunos casos la compactación del suelo conduce a procesos anaeróbicos mórbidos.

Por otro lado una práctica inadecuada en el huerto puede conducir a desequilibrios por la propia acción de cultivar. El laboreo intensivo por ejemplo consume a un ritmo acelerado la materia orgánica necesaria para la fertilidad expulsándola a la atmósfera en forma de dióxido de carbono.

Suelos equilibrados

Son los que reúnen las condiciones para ser el máximo de fértiles que puedan llegar a ser, y pueden mantener estas condiciones por sí mismos si no se interviene en ellos de ningún modo. Son suelos con abundante materia orgánica y una importante actividad microbiana.

Estas son algunas de las plantas silvestres crecen abundantemente en suelos equilibrados:

Suelos desequilibrados

En este caso factores externos crean condiciones en el suelo que no le permiten ofrecer la máxima fertilidad potencial que pueda llegar a ofrecer. Los suelos desequilibrados reúnen las condiciones para que por ellos mismos restituyan las condiciones de un suelo equilibrado. Este proceso requiere de mucho tiempo.

Los suelos desequilibrados están colonizados abundantemente por determinadas plantas, entre ellas:

Suelos muy desequilibrados

En este caso las condiciones que reúne el suelo impiden que por sí mismo pueda restituir las condiciones para una fertilidad óptima. Si no se interviene, el suelo no deja nunca de estar desequilibrado. Si llega a modificar esta condición es a lo largo de décadas o más tiempo.

Los suelos muy desequilibrados albergan determinadas plantas silvestres, entre las que puede haber:

Regeneración del suelo

Los suelos desequilibrados y los suelos muy desequilibrados pueden regenerarse para restablecer la fertilidad perdida.

Las intervenciones a realizar son distintas según la patología. Las distintas plantas silvestres nos indican claramente el tipo de patología y las intervenciones más oportunas para cada caso. Esto se debe a que las condiciones del suelo favorecen la germinación de unas malas hierbas u otras en función del estado en que se encuentra. De este modo la presencia de las malas hierbas nos dice si un suelo está equilibrado, desequilibrado o muy desequilibrado.

La obra de Gérard Ducerf ha abierto un nuevo campo en este sentido, que desde la óptica del diseño en permacultura, la agricultura ecológica y la agricultura regenerativa abre un nuevo mundo de posibilidades en la relación entre suelo y biodiversidad.

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